EL GRAN CISMA DE LA IGLESIA
La palabra ‘cisma’ significa
‘separación’. El Cisma de Oriente y Occidente, también conocido como el Gran
Cisma, es, pues, la separación del papa y la cristiandad de Occidente, de la
cristiandad de Oriente y sus patriarcas, en especial, del Patriarca Ecuménico
de Constantinopla. El distanciamiento entre ambas Iglesias comienza a gestarse
desde el momento mismo en que el emperador Constantino el Grande decide
trasladar, en el 313 d.C., la capital del Imperio romano de Roma a
Constantinopla; se inicia, prácticamente, cuando Teodosio el Grande divide a su
muerte (395) el Imperio en dos partes entre sus hijos: Honorio, que es
reconocido emperador de Occidente, y Arcadio, de Oriente..
Causas
del Cisma:
En tres grupos pueden clasificarse las principales causas que motivaron el
Cisma:
1. De tipo étnico: La
natural antipatía y aversión entre asiáticos y europeos, unidas al desprecio
que en esta época sintieron los cristianos orientales hacia los latinos, a
quienes consideraban contagiados de barbarie a causa de las invasiones
germánicas.
2. De tipo religioso: Las
variaciones que, con el paso del tiempo, fueron imponiéndose en las prácticas
litúrgicas, dando lugar al uso de calendarios y santorales distintos; las
continuas disputas sobre las jurisdicciones episcopales y patriarcales que se
originaron a partir de dividirse en dos el Imperio; la opinión extendida por
todo el Oriente de que, al ser trasladada la capital del Imperio de Roma a
Constantinopla, se había trasladado igualmente la Sede del Primado de la
Iglesia universal; las pretensiones de autoridad por parte de los patriarcas de
Constantinopla, que utilizaron el título de ‘Ecuménicos’ a pesar de la
oposición de los papas, que reclamaban para sí, como obispos de Roma, la
suprema autoridad sobre toda la cristiandad; la negativa de los patriarcas de
Oriente a reconocer esa autoridad sobre la base de la Sagrada Tradición
Apostólica y las Sagradas Escrituras, alegando que el obispo de Roma sólo podía
pretender ser “primus inter pares” (un primero entre sus iguales); y la
intromisión de los emperadores en asuntos eclesiásticos, creyéndose pontífices
y reyes, y pretendiendo decidir ellos solos los graves problemas de la Iglesia.
3. De tipo político: El
apoyo que buscaron los papas en los reyes francos y la restauración en
Carlomagno del Imperio de Occidente (s. IX) mermaron prestigio a los
emperadores de Oriente, que tenían pretensiones a la reunificación del antiguo
Imperio romano.
A estas causas de carácter
general pueden añadirse los cargos —en realidad, pretextos— que los patriarcas
Focio y Cerulario imputaron a la Iglesia de Roma, y que pueden resumirse en los
cuatro siguientes: Que los papas no consideraban válido el sacramento de la
confirmación administrado por un sacerdote; que los clérigos latinos se rapaban
la barba y practicaban el celibato obligatorio; que los sacerdotes de la
Iglesia Romana usaban pan ácimo en la Santa Misa, práctica considerada en
Oriente una herejía de influencia judaica; y, en fin, que los papas habían
introducido en el credo la afirmación de que el Espíritu Santo procede del
Padre y del Hijo (“Credo in Spiritum Sanctum qui ex Patre Filioque procedit”),
en contra de lo que sostenían los patriarcas orientales, que no reconocían esta
última procedencia. Estos cargos, que hubiesen podido solucionarse con la
convocatoria de un concilio, produjeron la separación definitiva, si no
hubiesen prevalecido razones espurias a la esencia misma de la religión.
11
de marzo de 2002
La delegación oficial de la
Iglesia Ortodoxa griega es recibida por un Papa en el Vaticano, por primera vez
desde que se produjo el Cisma entre Oriente y Occidente en el año 1054.
En el año 1054, el papa León
IX envió a Constantinopla una legación encabezada por el cardenal Humberto de
Silva y los arzobispos Federico de Lorena y Pedro de Amalfi, portando un
escrito en el que se conminaba a Cerulario a la retractación de algunos
aspectos en conflicto y un decreto de excomunión en caso de que éste se negase
a ello, pero el patriarca se negó a recibirlos y tratar con ellos. Ante esta
actitud, los legados papales publicaron su “Diálogo entre un romano y un
constantinopolitano”, plagado de burlas contra las costumbres griegas, y, el 16
de julio de 1054, depositaron la bula de excomunión en el altar mayor de la
iglesia de Santa Sofía, en Bizancio (antes Constantinopla), y abandonaron la
ciudad de inmediato.
Unos días después, el 24 de
julio, el patriarca Miguel I Cerulario quemaba públicamente la bula papal y
excomulgaba al cardenal Humberto y a su séquito. El cisma entre ambas Iglesias,
que aún se perpetúa, se había consumado.
Con todo, aunque el inicio
del Gran Cisma queda fechado en la Historia a partir del papado de León IX, no
son pocos los investigadores que cuestionan la trascendencia de estos hechos en
la efectiva separación de ambas Iglesias, pues, por una parte, cuando la
excomunión recíproca tuvo lugar, León IX ya había muerto, lo que implica que
cualquier actuación llevada a cabo por el cardenal Humberto carecía ya de
validez como legado papal, y, por otra, las excomuniones afectaban a
individuos, no a Iglesias.
El
Gran Cisma, hoy
Desde aquel instante hasta
la actualidad, ambas se denominan a sí mismas Iglesia Católica Romana e Iglesia
Católica Ortodoxa y reivindican también la exclusividad de la fórmula “Una,
Santa, Católica y Apostólica”, al tiempo que cada una se considera como la
única heredera legítima de la Iglesia primitiva fundada por Cristo y atribuye a
la otra el “haber abandonado a la Iglesia verdadera”.
Sea como fuere, la Historia
nos deja constancia de una suerte de intención latente de acercamiento entre
ambas Iglesias. Así, en 1274 tuvo lugar una primera voluntad de aproximación
con motivo del II Concilio de Lyon y, en 1439, volvieron a reunirse en el
Concilio de Basilea, pero las dos ocasiones se vieron avocadas al fracaso por
la recíproca intransigencia en algunos aspectos doctrinales y disciplinarios.
Por cientos de años después de los
eventos trágicos de Julio de 1054, las iglesias de Oriente y de Occidente
esencialmente siguieron sus propios caminos por separado, aunque hubo contactos
entre ellas e intentos periódicos de reconciliación. Mientras tanto, la iglesia
de Occidente se expandió hacia las Américas y experimentó más divisiones, que
crearon el mundo cristiano Protestante. La iglesia de Oriente empujó hacia el
norte haciendo muchos conversos en los Balcanes, en la Europa Oriental Eslávica
y en Rusia.
Un paso significativo hacia
la reconciliación empezó en Marzo de 1991, cuando la Iglesia Ortodoxa Oriental
y la Alianza Mundial de Iglesias Reformadas alcanzaron un consenso sobre el
desacuerdo por la cláusula Filioque (“y del Hijo”). El teólogo Thomas F.
Torrance fue instrumental en el diálogo.
Se han hecho contactos
también por parte del liderazgo de las iglesias Católica Romana y Ortodoxa
Oriental para construir relaciones entre ellas. En Dic. 7, 1965, el papa Paulo
VI y el patriarca ortodoxo Atenágoras emitieron un texto conjunto que
nulificaba mutuamente ambas excomuniones de 1054. La declaración fue leída
simultáneamente en una reunión pública del concilio ecuménico en Roma y en una
ceremonia en Estambul. La declaración mostró un deseo de reconciliación entre
las dos iglesias.
En Junio de 1995, el
patriarca Bartolomé se juntó con el papa Juan Pablo II en una serie de reuniones
con la intención de hacer que las dos iglesias se acercaran aun más. El
patriarca, junto con otros líderes de las iglesias orientales, asistieron al
funeral del papa Juan Pablo II el 8 de Abril de 2005. Esto proveyó un símbolo
de esperanza—una rama de olivo extendida hacia la Iglesia Católica Romana para
la reconciliación. El nuevo papa, Benedicto XVI, ha dicho que él también,
quiere encontrar la reconciliación y el diálogo con otros cristianos. Sólo el
tiempo dirá si una reconciliación total ocurrirá en el futuro y qué forma
tomará. Los cristianos sólo pueden orar diciendo que el amor unificador y el
Espíritu de Cristo brillarán sobre todos aquellos que deseen que Su cuerpo, la
iglesia, exhiba una unidad y unicidad genuinas.
Responde las siguientes preguntas en tu cuaderno:
1.
¿En
que consiste el gran Cisma de la Iglesia?
2. ¿Cuáles son las causas de este Cisma?
Menciona cada una de ellas
3. ¿En que consiste la Causa Religiosa?
Explica con tus propias palabras
4. ¿Qué es lo que desato la separación entre
la Iglesia de Oriente y la de Occidente?
5. ¿Cómo se denominan la Iglesia de
Occidente y la de Oriente?
6. En cuanto a la Iglesia de Occidente ¿Hubo
más separaciones? ¿Qué causaron?
7. ¿Ha habido ocasiones en las cuales la Iglesia de
Oriente y Occidente se unan? Explica.